Two lovers

de nuevo el cine luminoso y grande, o como dice b. "las cosas que uno hace para vivir, y no perder la cabeza".

Room in Rome

Explica Medem que él normalmente está acostumbrado a hacer películas densas, complejas, muy elaboradas, y que en "Room in Rome" hay sencillez y ligereza y que es una película para no pensarla mucho, "es así, no hay que pedirla ni más ni menos".

Y esta reflexión es muy importante y muy significativa, y se aleja tanto de quien busca y rebusca en si lo sucedido en esa habitación es real o es una fantasia, o que harán esas dos mujeres después de esa noche... Vienen a ser planteamientos que libremente cualquiera se pueda hacer, pero que te pueden alejar más que acercar al interés de la historia, al arrebato, a la pretensión de querer hacer algo visualmente bello, y que el contenido tenga solo que ver con la emoción. Escribe Enric González en su maravilloso libro recién editado "Histórias de Roma" que Roma, que Italia, es un país sin verdad, donde importa tanto o más la belleza que otra cosa, y es una ciudad que  entremezcla su pasado y su presente, lo antiguo y lo moderno con cierto descaro y muchas veces lejos de la verdad.  Esa explicación ayuda a entender a Roma como ciudad y ayuda a buscar los motivos de la história de la película.

A mi personalmente, me parece que la relación entre esas dos mujeres esa noche, es una relación sin verdad, es una fantasia que no duraría mucho más allá, y que es un arrebato de amor puntual, concretado entre las paredes de esa preciosa habitación de hotel.... pero eso... que más dá, no hay verdad ni Julio creo que pretenda que haya verdad, pero eso no le quita a la película el valor y la valentía que tiene. Es de ser muy valiente hacer la escena de la flecha en la bañera, sabiendo perfectamente que estás rozando el ridículo pero que como esa escena le alcance a alguien, solo a alguien, no la va a olvidar. Es de ser valiente y tener un talento que echa para atrás la escena inicial con la toma desde el balcón, donde las dos protagonistas caminan por las calles de Roma hacia el hotel, como la cámara se adentra en la habitación, como las sigue hasta  el balcón, como traspasa esa sensación de la primera noche del verano en Roma. Los minutos desde que empieza la película hasta que Natasha se quita la ropa son insuperables, valen por toda una película y por haber dedicado esa tarde al cine o ese día a Julio Medem.

No me gustó "Caótica Ana" y me llegué a enfadar con su director por hacer esa película, no me gustan gran parte de los diálogos de "Room in Rome", especialmente si los comparo y es inevitable hacerlo con la película chilena "En la cama" (mucho menos estética, mucho mejor dialogada, pero que aún así yo recordaré menos cuando pase el tiempo), me encanta la actriz rusa y Elena Anaya a veces se me pasa un pelín de graciosa, me parece mal metido el personaje de Enrico Lo Verso, escuchar a Julio Médem decir que es una peli de encargo y una manera de conseguir algo de dinero por el fracaso de Caótica Ana y de transito hacia Aspasia, me crea dudas, pero luego lo pienso un poco más y me parece valiente y sincero que él lo reconozca, la parte intermedía de la película se me hizo en algún momento un pelín larga, la escena de ellas dos deslizándose en la bañera un pelín forzada o si mucho apuras en lugar de Bing mejor Google, por dios.

Pero me cuesta mucho olvidar esa habitación, olvidar haber sentido la noche de Roma como si estuviera allí, la brisa por la noche, las músicas que te hacen sentir que estás en Roma y estás en el cine y delante tienes un trabajo hecho por alguien con sensibilidad, esa sensación que es amor y que es deseo, o que a lo mejor no lo es y que más dá... me cuesta mucho no hacerme cómplice de esa pretensión de hacer algo suave y bonito solo por el placer de hacerlo suave y bonito, me cuesta mucho no volver a ver la escena inicial una y otra vez, la flecha en el corazón de Alba, las imágenes reflejadas en los cuadros, la História del arte,  el mapa antiguo de Roma, la botella de vino, la lampara de la mesita, las sillas del balcón, el vestido, la ropa en la maleta, como le ayuda a ponerse el sujetador.

Hacer una apuesta estética tiene el peligro inevitable de caer en lo artificial, en lo superfluo. Ese es un peligro que te puede llevar a un apaleamiento general por el gusto y el placer del apaleamiento general. No quiero que a nadie le guste lo mismo que a mi, pero a veces hay que tomar partido porque tomar partido significa exponerte aunque resultes ridículo, y define que eres, que pretendes ser o al menos, como no queda otra  que de alguna manera estar, pues de que manera decides estar.

Pero este mismo texto carece de sentido cuando el propio director lo intenta explicar para quien lo quiera escuchar "Me gustó la posibilidad de que en un espacio pequeño y corto de tiempo pudieran pasar algunas cosas... Es una película que no es para pensarla mucho, es así, no hay que pedirle ni más ni menos. Hay sencillez y ligereza en ella". Eso es ser valiente, que en un mundo como el nuestro no está mal.