Clementine



Habíamos cogido tu coche esa misma mañana. Al llegar hacía mucho frio y nos tuvimos que abrigar. LLevabas una chaqueta negra, como de piel, que te llegaba por la cintura. Coincidía con esa semana en que el mar crece y sube hasta el paseo. Recuerdo que te quejaste de no poder pasear por la arena y acercarte hasta la orilla. Entramos en un bar completamente lleno. Era media tarde, las tres o las cuatro, o las cinco. En el bar hacía muchísimo ruido. Nos hicimos un hueco muy juntos al fondo del mostrador. Dijiste "Espera, verás". Mientras te hacías sitio levantabas la mano, dabas un salto, y sonreías para que el camarero te prestara atención. Las conversaciones eran tan animadas, la gente se mostraba contenta. Trajiste una botella de vino, y un plato con cuatro cosas. Señalaste el pintxo de boquerones con foie. Tu favorito. Mientras lo probaba empezaste a bailar, a tararear "I want you to know. He's not coming back". Te acercaste a besarme, besar a Clementine. Movías la cabeza a un lado y a otro, el pelo te cubría la cara y tú te lo apartabas. Decías que era la mejor canción del mundo. Enfrente del mercado de La Brecha había un hostal barato con una dueña encantadora. Hacía muchísimo frío en la calle. Subías el volúmen cuando sonaba Radiohead.